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La noche de las narices frías, pero de vergas muy calientes!!

Relato de una noche de invierno con la policía. [avatar user="Fred_barbas" align="right"]Freddy[/avatar]Para empezar, de...

Relato de una noche de invierno con la policía.


[avatar user="Fred_barbas" align="right"]Freddy[/avatar]Para empezar, debo decir que yo era el único profesor del pueblo, los demás viajaban todos desde otras ciudades del departamento o algunos desde Montevideo. Trabaje en la biblioteca un tiempo, me gustaba mucho incentivar la lectura entre los y las muchach@s. Pasaban por allí a conversar, a estudiar y los ayudaba a hacer esquemas y resúmenes o carpetas pero casi siempre terminaba contándoles historias clásicas para motivarlos a leer y que atrapan, como me atraparon a mi en mi adolescencia, como Moby Dick, Robinson Crusoe, o las de Mark Twain y dependiendo del lector alguna novela de Ágatha Christie y refinando más el público “La Odisea” o “La Iliada" y a veces alguno más grande y más despierto pero con vergüenza me pedía y se llevaba "Casanova" o el "Decamerón".



Siempre tuve mucha afinidad con los gurises y llego un momento en que no tenía que esconder mi homosexualidad ya que en un pueblo chico terminaban en un cumpleaños o en un bar o en el súper socializando conmigo y mi novio de turno y al tomarlo yo como lo que es, algo normal, la gente lo empezó a tomar así. Se fue naturalizando. Porque la gente valora cuando uno es lo que es y lo asume y se libera y vive como realmente es y pienso que se burla de los que viven más adentro del closet o que no tienen los huevos para asumirse. Hoy si bien tengo una visión menos radical en ese momento estaba convencido de que mi “Gaydad” era aceptada por hacerme visible y si bien al principio fue un poco chocante pero siento que logré ganarme el respeto de muchos que discriminaban a otros lamentablemente, conmigo no fue así. Fui de a poco demostrando que además de puto, soy humano. Y como todos tengo cosas que independientemente de mí orientación sexual son muy feas, tengo otras cosas muy lindas que quizás opacan lo espantoso.

Pero vamos al relato que quiero dejarles en esta entrada...

Una noche, muy fría de pleno invierno (como son todas allá en el este de Uruguay porque el frío viene del Océano Atlántico y a veces es frío casi polar además de húmedo y salitroso, de ese frío que parece que se te mete en el cuerpo) estaba yo al lado de la estufa a leña, solo, mirando la TV Globo brasilera cuando me llama Martina, una alumna de 6to año de Derecho, hija de un comerciante y muy lectora. Me decía que la puerta de la biblioteca de la localidad estaba abierta para atrás, como si la hubieran robado, que el padre de una compañera que era el comisario me iba a mandar un agente para casa, para saber si podíamos arrimarnos hasta allí a ver que había pasado. Apenas corté con la chica, intenté comunicarme con alguna autoridad de la escuela o el liceo pero que a esa hora no me atendieron el teléfono, era tarde y la gente madrugaba para ir al pueblo a trabajar encarando algunos como mínimo 2hs y media de viaje para ir al pueblo y otras 2 hs y media para regresar a su casa. Viajes matadores muy cansativos, y con frío peor.

Me vestí, me abrigue y quede esperando a la policía. Me puse a mirar por la ventana, esperando algún móvil policial ya medio preocupado porque no había nada de mucho valor material allí dentro de la biblioteca pero si todos “nuestros” libros, ya que algunos ejemplares que usaban los estudiantes eran los mismos que yo alguna vez leí de adolescente. Esos libros eran un tesoro, donados por turistas o familias pudientes del pueblo.

Casi enseguida apareció la camioneta de la policía frente a casa, eran como 2 AM ya, y se veía la helada formándose en el césped del frente de casa. Iba a ser un día congelante. Me abrigué más y salí. Tenía la nariz helada y me mire al espejo, muy colorada.



El oficial me dice "Buenas noches, esta informado que la muchacha del supermercado y la hija del comisario pasaron en la moto y vieron que estaba abierta la puerta de la biblioteca como si hubieran robado o intentado robarle?” Me dijo. “La puta” pensé yo, "con el frío que hace mañana trabajo desde la mañana hasta tarde y seguro agarre un resfrío", pero mire al oficial y le dije “Si, estoy informado”. Nunca, nunca pasaba nada violento en el pueblo pero igual siempre un miedo te da. Además de la preocupación por el destrozo q de haber entrado los vándalos podrían haber realizado.

 

Hacía poco rato, a las 12:45 AM se había ido mi chico, el novio que tenía en ese momento, que vivía en Punta del Este y la habíamos pasado bomba. Yo solamente quería tomarme una sopita de taza, dormir y descansar la pija, que la había usado algunas veces y muy duro en el transcurso los dos días que mi ex había pasado en casa. Un poco nervioso agarré otro abrigo (la bufanda) y me trepé a la camioneta. Apenas llegamos, vimos la puerta principal abierta pero está todo rodeado de rejas y las rejas cerradas. A mi lo primero que se me ocurrió fue ir a golpearle a la empleada municipal que limpiaba, para pedirle la llave porque era ella la que de mañana se encargaba de abrir el centro cultural para los profesores que viajaban del lado de Rocha poder entrar a tomar un café y además ella izar la bandera. Le dije entonces al policía para ir a lo de Doña Nena que vivía en un barrio muy alejado, antes de llegar al pueblo para ver si esta mujer tenía la llave. Llegamos rápido a su casa y allí solamente había perros ladrando. Me bajé toque timbre, golpeé las manos, y nadie. Otra vez putié, la empleada municipal no me quiso atender o estaría ya durmiendo, no lo se. Y la puerta de la biblioteca seguía abierta. Ahí no se me ocurrió mas nada que decirle al agente que tendría que entrar el.



El policía me pregunto si yo me hacía cargo y que tenía que firmar el ingreso. Le dije que si. El tipo me llevo frente al local, lleno un formulario mal fotocopiado que no leí pero que calculo era alguna constancia de ese ingreso al predio de la biblioteca y me dijo que iba a entrar saltando la reja y que tenía unas sogas atrás de la camioneta policial. Dejó la luz encendida de la camioneta y se colgó y fue cuando pude ver lo bueno que estaba el macho. Que hijo de puta! como saltó la cuerda, que piernas y que bulto y que cola que tenia. Unos nervios en el estomago se me vinieron inmediatamente y esos nervios se movieron hasta mi verga, que lentamente se fue engrosando mientras miraba el bulto y el culo del agente. Sentado en el asiento del acompañante de la camioneta de los milicos con la pija al palo sintiéndome en un episodio de una serie policial yanqui me di cuenta que de la sorpresa y preocupación ni siquiera me había fijado en el tipo que me había ido a buscar, no había tenido tiempo de mirar al macho que me había levantado, que no era agente, era el Oficial Silva.

Silva fue MacGiver esa noche, pues no me pregunten como hizo para entrar y salir tan rápido, cerró la puerta colocando unas piedras de canteros, y obviamente no había pasado nada, allá casi nunca pasa nada. “Fue un descuido quizás de Doña Nena o de la última persona en retirarse” le dije. Y me respondió que me tenía que llevar a la Comisaría porque teníamos que dejar por escrito lo que había sucedido por cualquier cosa. “Otra cosa más? Pero le dije que si, porque la verdad que a esa hora tenía ya el “Si fácil” y solo quería acostarme y descansar encima me enoje un poco porque que me andaban jodiendo a mi, por ser y vivir en el pueblo.



Cuando se sube a la camioneta, yo seguía ahí sentado con un poco de morbo pero también con mala onda y con frío. El tipo me mira y me dice “tenés frío, tenes la nariz colorada y las mejillas también" yo respondí "y a vos que te parece boludo?” desafiando la autoridad pero ya con otra confianza. La confianza que te da ese radar gay que tenemos todos y que los gringos le llaman el gardar.

El agarra y con terrible cara de alzado me dice "si queres te caliento" y me lleva la mano a su bulto y yo se la toque y estaba el también al palo. Y enseguida saqué la mano del bulto. En eso, el tipo me volvió a agarrar la mano y la llevo a su bragueta. Y con mi mano se la bajo. Los que leen pueden decir o pensar que soy terrible puto y creo que si, lo soy jaja pero sigo siendo medio boludo sobretodo porque no me muevo mucho ni me movía con" heteros", que medio que los discriminé toda la vida pero al final terminas cogiéndolos.



Otro “más vivo” se la hubiera manoteado o mamado al toque, yo medio Gil a veces me repugnaban los chongos casados por lo hipócritas que son algunos pero en dos minutos reaccioné y pensé: “acá en Uruguay, los putos somos los machos de los machos”.



El tipo tenía la verga enorme, el bulto imponente y me había llevado la mano que iba a hacer? pedirle para ir a la comisaría en ese momento NEGATIVO, aprovechar el momento y que fuera lo que tuviera q ser; AFIRMATIVO como dicen ellos jejeje... Le bajé la bragueta del uniforme, cosa que me dio mucho morbo y abajo de un slip brasilero espantoso y barato saltó terrible verga gruesa y venosa con un glande enorme y duro.



"Me encantaría que me la chupes, teacher" -me dijo encima el tarado. "Dime Freddy nomás, que acá dejo de lado el cargo" le respondí y bueno se la tuve que chupar a aquel oficial DIVINO de 26 años que era de Artigas, casado ya, con una mujer muy linda también policía que como nota de color, les cuento que se divorciaron y ella se hizo lesbiana y está en pareja con otra mujer policía y creo q hasta se casaron las tortas. Bueno le hice una mema imponente al oficial, estaba divino todo y como gemía con cada pasada de lengua que le hacía. Todo depilado, tablita de lavar en la panza por los abdominales, un fuego de hombre. Lo más gracioso, es que yo acostumbrado a que todos, pero TODOS quieran mi pija, me la saqué y le dije, "ahora chúpala tu". El tipo me dijo: "Soy macho, yo no chupo pijas, cojo putos, ni siquiera beso” quedé regalado sacando mi pedazo duro pero no me importó. Acabó LITROS de leche, casi una catarata. A mí me dan entre morbo y envidia los lecheros, porque me gusta verlos acabar pero me gustaría acabar así, a chorros. Se ensució hasta los zapatos que a mí del uniforme de la policía y de los milicos verdes es lo que mas me calientan.

Todo eso frente a la biblioteca donde trabajaba hacía varios años. Me dijo que ya me había visto en el pueblo en moto y yo le pregunté que le habían dicho de mi. “Nada que no se te note” me dijo, y apunto a mí bufanda. Justo una bufanda tejida por mi bisabuela con lana de “Manos del Uruguay”, hermosa y con los colores de la bandera de la diversidad y en ese momento, también llena de leche de milico azul. En ese momento me di cuenta que los chongos cuando les gustan los gays están muy conscientes de todo detalle y que es un mito que no se fijan en nada. En realidad esa bufanda me la había mandado hacer para un 28 de junio usarla en una pequeña celebración del orgullo en Montevideo y no la había usado casi nunca. Esa noche, la bandera del orgullo me hizo levantar ese policía hermoso, de cuerpo duro y verga gruesa y cabezona y que me había mirado la mía y al contrario de muchos me había dicho que no. Ese tipo es un claro ejemplo de milico bufarrón, de esos que cogen colas todas las noches se acaban se enfrían y cuando se van les dan la mano como despedida al que hacía un rato habían estado chupándole el orto.



La temperatura ambiente era bajo cero y al ser un pueblito, a esa hora no andaba NADIE en la calle. Los litros de leche que se sacó el milico (los que no fueron a mi bufanda) se los secó con un paño naranja de esos brasileros que era un asco. Todo sucio y con olor a leche vieja, pensé yo, porque los milicos azules son bravísimos en el interior y tienen fama de comer lo que encuentran. Cuando nos repusimos de aquella mema hermosa, ya se me había pasado la mala onda por tener que ir a firmar a la comisaría esa queja de las chicas pero que me habían hecho al final un favor, porque ese oficial recién llegado al pueblo tenia a muchas mujeres calientes y uno cuando se agarra un galán de esos, te dan ganas de gritar: URUGUAY PAIS GENEROSO!!!

Llegamos a la comisaría y estaba otro policía, el oficial se despidió y se fue para la casa que les dan, que es al lado de la comisaría una casita sencilla donde estaba su mujer y su hijo durmiendo ya. Yo Quedé ahí firmando la declaración con otro policía que se murió ya, pero que también era degenerado. Tenía como 6 hijas, todas alumnas mías, re descuidadas y muy humildes, y una o dos mujeres por ahí en los barrios mas feos. El estaba bueno, tendría 40 años y murió de cáncer hace un par de años. Cuando me hace pasar para atrás del mostrador a firmar la queja, me puntea con la pija dura. Yo quede de cara, era muy fuerte lo que acababa de hacer pero esas cosas pasan mas seguido de lo que uno piensa y cuanto menos lo esperas.



Me di vuelta y le dije “la cola no papo, soy activo yo”, y aunque muchos no crean o duden de la veracidad de mis relatos el tipo me dijo “pero yo puedo ser pasivo” le bajé la bragueta y se la chupé, la verga era una Panchito, acá en Uruguay les decimos pildoritas a esas salchichitas chiquitas y coloradas. No acabó pero me agarró me bajo el pantalón, se arrodilló y me terminó de hacer el trabajo el en la mía, porque con el oficial yo ni siquiera me la había tocado, porque al estar acostumbrado que todos quieren pija yo como conté me la había sacado y el tipo ni bola. Ahí con la verga cansada, con frío por fuera pero calor por dentro le di toda la poca leche que me quedaba, leche que me había dejado mi novio y se la tragó. “Estamos solos aquí” me dijo “cogeme ahí en la celda esa tenemos acondicionado para noches cómo está, aquí pasa a veces tú amigo Marcelito y jugamos con él y otro compañero”. Sinceramente ya no quería más nada con nadie y menos cuando me dijo que se enfiestaban con mi amigo Marcelito, la mariquita más linda y activa del pueblo. Tan lindo y tan “mujer” que vestido de varón en las fiestas en la playa de Santa Teresa lo confundían con mina. Pero resultaba ser una mina muy dotada y activa jaja. Marcelito, era duro con sus 24 cm x 8 reales de pija (confirmados y medidos por mí con cinta métrica) y cogia con sus 19 años todo culo que se le cruzara, incluidos aparentemente algunos milicos azules. “Hoy paso muchas gracias” , le dije al policía, “muy rico todo” le mentí “pero mándame un sms cuando venga el Marcelo y hacemos una fiestita los 4 así pasamos bien Rico” le dije. Sobreactuando yo, ya asqueado de tanto sexo pero nunca arrepentido. “Donde te firmo?” Pregunte. Y para hacerme la canchera le dije “no te olvides de la fiestita” pensando en nunca más mirar a este pelotudo pija chica a la cara y ya soñando con ojala poder agarrar alguna otra vez al oficial MacGiver como había bautizado yo al oficial Nicolás Silva. “Te dejó estos forros” le dije, y saqué 8 condones de sabor menta que tenía en el bolso por si salía un imprevisto. Firmé sin leer , y le dije que me llevara a mi casa en la camioneta de la policía, porque al final de cuentas, esa noche había sido una gran distracción para la policía del pueblo, el móvil policial está para servir a la población y que son milicos que pasan aburridos y chusmeando de la vida ajena porque nunca pasa nada en ese pueblo devenido balneario. Que parece ser tranquilazo, pero que es una verdadera Sodoma. Sobretodo después del verano.



 

Siempre leo y respondo TODOS sus emails. Gracias por los comentarios y preguntas y buena onda. Me gusta mucho cuando recibo saludos, cuando comparten mis relatos, cuando el editor Lautaro Anchorena me corrige porque esto es casi un flujo de conciencia y el se toma el tiempo de elegir fotos muy calientes que combinan con lo que narro y que mientras me releo hasta yo me excito con las fotos. También quisiera decirles que estas son anécdotas reales homoeróticas y el fin es simplemente entretener y si despiertan fantasías y morbos y si calientan me gusta mucho y respondo acá debido a que en muchos emails me preguntan porque no cuento detalles más íntimos y es simplemente porque no mis relatos no son explícitos. Esa es la sencilla razón. No hay que buscar más vueltas.
Gracias UsandBath.com y a sus lectores

Freddy González

Desde Montevideo, Uruguay

Email: freddy2013uy@gmail.com

Instagram: fred_barbas


 

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